Os proponemos una escapada a Cuenca, ciudad que bien merece una visita.
Aparcamos (gratis) en la calle Larga y bajamos andando la Ronda de Julián Romero, aprovechando para visitar el Convento de los Descalzos y callejear hasta el Puente de San Pablo que cruzamos para conocer el Parador de Cuenca.
Ya de vuelta, y antes de volver a cruzar el puente, hacemos la preceptiva foto de las famosas Casas Colgadas (ver acuarela que acompaña esta entrada) y nos dirigimos a la Plaza Ciudad de Ronda para contemplar los «rascacielos» del Barrio de San Martín, originales casonas de hasta diez plantas.
La ciudad antigua de Cuenca, y sus famosas Casas Colgadas, vistas desde el Puente de San Pablo (© Pablo Sierra)
Desde allí, caminamos hasta la Plaza Mayor (donde se encuentra el Ayuntamiento) aunque, sin detenernos todavía, iremos un poco más allá para visitar la Torre de Mangana. Volvemos sobre nuestros pasos para picar algo o comer en la Plaza Mayor y, tras ello, es de obligada visita la Catedral de Santa María y San Julián, llena de agradables sorpresas para el visitante.
Es hora de volver hacia el aparcamiento pero, para variar, no volveremos por la senda original sino que lo haremos por la calle Trabuco que discurre cerca del río Júcar y que nos permitirá acercarnos a la Ermita de Nuestra Señora de las Angustias.
Han sido unas 5 ó 6 horas y ya podemos decir que hemos visitado los lugares más significativos de esta pequeña pero bonita ciudad.
La Almohada de Lucas 